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El secretario general de la ONU, António Guterres. (Foto: Xinhua) |
El secretario general de la ONU, António Guterres dijo que los acuerdos de Minsk, un conjunto de acuerdos internacionales que tienen como objetivo poner fin a la guerra en la región ucraniana de Donbas, han estado “sobreviviendo en una unidad de cuidados intensivos gracias a una serie de dispositivos de soporte vital” hasta el reconocimiento por la Federación Rusa de la “supuesta independencia” de las regiones de Donetsk y Luhansk de Ucrania, lo que supone una violación de la soberanía e integridad territorial de ese Estado.
Instó a regresar al diálogo y la negociación en busca de una resolución pacífica de la disputa, y prometió que las Naciones Unidas continuarán su trabajo humanitario y de protección de los derechos humanos para ayudar a todos los que residen dentro de las fronteras de Ucrania, “independientemente de quien pueda controlar el territorio donde las personas están viviendo".
Abdulla Shahid, presidente de la Asamblea General, recordó las palabras del ex secretario general Dag Hammarskjöld, recordando a los delegados que “las Naciones Unidas no fueron creadas para llevar a la humanidad al cielo, sino para salvar a la humanidad del infierno”. El mandato de la organización estipula que las disputas entre los Estados miembros deben ser resueltas por medios pacíficos y de conformidad con el derecho internacional, remarcó.
El delegado de China dijo que, si bien la posición de Beijing sobre la soberanía y la integridad territorial se mantiene constante, la situación en Ucrania “está enredada en una red histórica”. Como resultado, todas las partes deben entablar un diálogo y buscar soluciones por medios pacíficos, agregó.
Tobias Lindner, Ministro de Estado de Alemania en el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores, recordó que desde 2014, Alemania y Francia han estado trabajando para la implementación de los acuerdos de Minsk y siguen dispuestos a continuar ese esfuerzo por la paz y la seguridad en Europa.
Numerosos oradores insistieron en que se respeten los principios del derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas, condenando la postura agresiva de la Federación de Rusia y proponiendo medidas concretas, incluidas sanciones económicas, necesarias para fomentar la diplomacia y disuadir de nuevas agresiones.