Los vínculos ruso-estadounidenses se han deteriorado a lo largo de años y en la actualidad experimentan su peor estado, según sostienen ambas partes. Los canales de contacto se han suspendido casi en la totalidad de las cuestiones de coordinación bilateral. En tal escenario, la disposición de los dos países a dialogar para lograr la estabilidad estratégica es uno de los resultados más notables de la cumbre en Ginebra.
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El presidente estadounidense, Joe Biden (i.) y su par ruso, Vladimir Putin, el 16 de junio en Ginebra (Suiza). (Foto: AP) |
Establecer una relación más estable
Como dos potencias mundiales, Rusia y Estados Unidos debatieron una amplia gama de temas tanto de aspectos bilaterales como multilaterales, abordando desde conflictos regionales hasta cuestiones relativas a la seguridad internacional. Uno de los tres temas más importantes por los que las dos partes llegaron a un acuerdo fue el compromiso de mantener la estabilidad estratégica, iniciar pronto un diálogo integral al respecto, re-enviar embajadores al otro país y activar consultas entre los dos ministerios de Relaciones Exteriores.
Cabe destacar que el logro de un resultado positivo en la cumbre se atribuye a que los dos países mostraron buena voluntad para el diálogo. En particular, gracias a una llamada telefónica entre los dos jefes de Estado en abril de este año, se realizaron luego una serie de reuniones entre líderes de ministerios y sectores de ambos países en preparación para la cumbre entre Putin y Biden, a la que ambas partes calificaron de “constructiva”. La voluntad de las partes de escuchar las opiniones del otro sobre sus diferencias es un buen punto de partida, que puede crear oportunidades a favor de celebrar diálogos para llegar a soluciones más concretas.
Aunque Moscú y Washington aún no han podido restablecer la confianza mutua, reconocen la necesidad de una relación de cooperación para evitar que las tensiones se intensifiquen. La parte rusa ha declarado en repetidas ocasiones su disposición a trabajar con Estados Unidos para dialogar y fortalecer las relaciones bilaterales, sobre la base de los principios de igualdad y respeto de los intereses recíprocos.
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La administración de Joe Biden busca el apoyo de sus socios en la mejora de las relaciones con Rusia. (Foto: AP) |
Restablecer el orden mundial
Aunque están en una posición de confrontación ante un mundo cambiante, tanto Rusia como Estados Unidos expresan una postura dura, por un lado y, por otro, muestran su buena voluntad de cooperación en respuesta a los desafíos emergentes.
A medida que China se enfrenta cada vez más a Estados Unidos, la administración del presidente Joe Biden parece priorizar colaborar con Moscú en las áreas de interés mutuo. Las políticas drásticas hacia Rusia todavía existen, pero en su mayor parte son sólo simbólicas. Los resultados de la cooperación bilateral, como la prórroga del acuerdo de control de armas New START, una llamada telefónica entre los presidentes de los dos países después de que el inquilino de la Casa Blanca asumiera el cargo, y especialmente el no castigo por parte de Estados Unidos al tránsito de gas de Rusia a Europa a través del oleoducto Nord Stream 2, forman parte del objetivo de Washington de establecer una relación más estable y predecible con Moscú.
El hecho de que el presidente estadounidense Joe Biden decidiera reunirse con su par ruso atestigua que Estados Unidos tiene una nueva visión sobre los lazos binacionales, a fin de centrarse en enfrentar el desafío mucho mayor proveniente de China.
Mientras tanto, Moscú no buscará hacer frente a Washington, sino que se esforzará por explotar al máximo las ventajas de las diferencias entre Estados Unidos y China para obtener beneficios económicos y mantener su posición en la relación trilateral Estados Unidos-China-Rusia.
Además, según los expertos, la mayoría de las naciones asiáticas se beneficiarán de los resultados positivos del restablecimiento de la relación Estados Unidos - Rusia. El orden multilateral en la región será garantizado con el giro tanto de Moscú como de Washington hacia el continente asiático. Un mejor vínculo entre ambas potencias facilitará que el Sudeste de Asia contenga un Beijing cada vez más agresivo.