Aldeas apacibles en Truong Sa

Domingo, 20/02/2022 18:18
A cientos de millas náuticas de tierra firme, en las muchas islas que conforman el archipiélago de Truong Sa (Spratly), lugar considerado como un frente esencial de la patria vietnamita, se encuentran algunas aldeas pequeñas. Aunque cada uno está compuesto por apenas 10 hogares, estos pequeños asentamientos disponen de todas las facilidades necesarias, como escuelas y consultorios. Los habitantes de estos poblados viven una vida serena, y abrigan un gran amor por el mar patrio.

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En Song Tu Tay, se encuentra una aldea formada por sólo 7 familias, que viven en casas contiguas. Son matrimonios jóvenes, cada uno con dos hijos. Las viviendas no son muy diferentes la una de la otra. Lo que sí las diferencia son los utensilios domésticos que cada familia tiene, los tipos de hortalizas que cultivan en sus huertos, o la cantidad de animales que crían. Las condiciones económicas de estos hogares son también similares.

 Algunos visitantes conversan con habitantes de la isla. (Foto: Mai Thanh Hai)

Casi todos los maridos son parte de las milicias de la isla, y diariamente toman parte en diversas actividades de la juventud comunista y de las fuerzas armadas. Mientras tanto, sus mujeres se enfocan en el cultivo, en la cría de animales, y en el cuidado de sus hijos. Al caer el sol, luego de la cena, toda la familia sale a dar un paseo tranquilo en bicicleta, atravesando caminos arbolados, para disfrutar de la brisa del mar. Le Thu Trang, una vecina, dijo: “En mi familia hay cuatro miembros, incluidos mis dos hijos pequeños, un varón y una niña. Hemos vivido en la isla durante 3 años. Para mí, la vida en la isla es muy tranquila y agradable”. Estas familias reciben el gran apoyo de la administración local y los soldados acuartelados en la isla. Luu Thi Cam Hang se siente agradecida por los afectos y la ayuda de los militares.

“Los lazos de solidaridad y hermandad unen a los pobladores y los soldados. Compartimos tanto momentos felices como tristes y nos apoyamos los unos a los otros. Nosotros les regalamos a los soldados pasteles que hacemos, mientras que ellos nos dan hortalizas de su propio huerto”.
A los pequeños que están en la isla junto a sus padres, se les inculca de modo natural el amor hacia los soldados y por el mar de la patria.
“A los soldados en la isla les tengo mucho cariño. Ellos me ayudan a estudiar y juegan conmigo juegos muy divertidos”.
Lo que dice genuinamente la niña Sam Thi Truc Ly muestra el afecto sincero que profesa hacia quienes velan por la seguridad de los isleños. La escuela Song Tu Tay, donde estudia esta alumna de tercer grado, es un centro educativo especial. Cobija a todos los menores en una sola clase, desde niños de muy corta edad hasta los de quinto grado. No es una tarea fácil educar a estos estudiantes de edades tan diferentes. Para los dos maestros que imparten clases allí, su voluntad de trabajar en esta isla lejana proviene de la comprensión y el deseo de acompañar a los niños en su proceso de desarrollo como personas formadas. El maestro Nguyen Huu Phu dijo: “Me siento contento y orgulloso de impartir clases en este lugar considerado como la vanguardia del país. No solo yo, sino también mi familia, nos enorgullecemos de dar algo de nosotros a Truong Sa y ayudar a que sus niños puedan convertirse en buenos ciudadanos en el futuro”.
En esta clase, los maestros imparten diariamente conocimientos a los jóvenes vietnamitas de Truong Sa siguiendo el programa del Ministerio de Educación y Formación, y también les enseñan otras habilidades como el canto, las artes marciales y les acompañan en las actividades extracurriculares y en el estudio sobre el inmenso mar y sus valiosos recursos.
 El templo Song Tu Tay. (Foto: thanhnien.vn)

La vida en las aldeas de Truong Sa sigue mejorando día a día. No sólo hay escuelas, sino que también se han construido muchas clínicas para cuidar la salud de las personas y los soldados en sus islas. El agua dulce ya no es tan escasa en el lugar como antes, gracias a los purificadores de agua de mar patrocinados por el Estado, y grandes tanques de reserva de agua de lluvia.

La electricidad también ha llegado a todas las casas gracias a la instalación del sistema de energía eólica y solar. En medio del mar y entre los sonidos de las olas, todos los días resuenan las campanas de la pagoda, la lectura de lecciones de los niños y el canto de los gallos al mediodía. Truong Sa ya no está muy lejos, sino que está cerca, en el corazón de cada vietnamita, porque es una parte sagrada y querida del territorio nacional.

VOV

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