En el libro “Flores en las rocas de la montaña: retratos de minorías étnicas en el oeste de Quang Binh” del autor Nguyen Huu Thong y sus asociados, se escribe: “En las comunidades Ruc y Ma Lieng, dos de las cinco ramas locales de la etnia Chut, cuando un muchacho le confiesa su amor a una muchacha, lo expresará con fardos de leña que él mismo consigue y los lleva a la casa de la amada. Este acto es tanto para demostrar sus sentimientos amorosos, como para demostrar a la familia de la muchacha su talento, carácter, responsabilidad y madurez.
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Una boda de la etnia Chut en la actual época. (Foto: baohatinh.vn) |
Al respecto, la doctora Kim Ngoc, especialista en investigación sobre la etnia Chut, evaluó: “La gente toma un fardo de leña para evaluar la capacidad de crear riqueza material para la familia. El muchacho lleva leña a la familia de la muchacha y si ellos están contentos, dan señal de aprobación y la pareja puede casarse. Se observa cómo están los fardos de leña, su tamaño y su presentación estética. La calidad de los fardos de leña muestra la salud de quien los crea. Para los muchachos, no resulta fácil casarse solo amontonando la leña. La forma de la leña también evidencia el talento de los hombres en su rama étnica Ma Lieng”.
El grupo étnico Chut preserva la costumbre de que después de la boda, la novia se quedará en la casa de su marido, mientras el muchacho de la comunidad Ma Lieng debe pasar dos años de convivencia en el hogar de su mujer para poder establecerse en su propia vivienda.
Entretanto, la comunidad Ruc es la última en retirarse de la vida cavernícola. Junto con el proceso de asentamiento y reasentamiento posterior a 1957, el número de personas que vivían en la cueva fue disminuyendo paulatinamente. Se trasladaron a chozas de estructura simple y luego, a casas más sólidas. La gente actualmente vive en las aldeas de Yen Hop y Mo O con 12 o 20 hogares. Los Ruc creen que el nacimiento de una mujer requiere tabúes para evitar ofender a los dioses, por lo que tienen que dar a luz en chozas temporales fuera de la aldea, o en las afueras del lugar, después de un período pueden regresar a la casa. Hoy, esta costumbre ya no se practica mucho como antes. Sin embargo, según la doctora Kim Ngoc, los familiares también tienen un ritual para dar la bienvenida a la madre biológica a la casa.
“Al dar a luz, la gente tiene que construir una choza para que la madre dé a luz en el jardín. Hay una especie de hojas de árbol para desinfectar y cuando se quiere llevar a casa a la mujer y a su hijo, se usa hojas de la planta de añil para hervir el agua con el que se bañen o se quema carbón debajo del lugar donde se acuesta la mujer para mantenerlo limpio. Al entrar a la casa, la mujer solo puede ir a la parte izquierda de la vivienda y no debe acercarse a la columna sagrada frente a los malos espíritus”, informó Kim Ngoc.
Sobreviviendo en medio del bosque salvaje, sus comidas son muy sencillas. Los platos tradicionales son la sopa de cáscara de plátano y polvo de taro. La experta comentó: “Los Chut comen el plato tradicional llamado ‘pồi’. Para preparar esta comida, se expone al sol la yuca, se machaca y luego se la convierte en pedazos de pastel y se divide entre sus descendientes. Desde la antigüedad, la comunidad Ruc ha sabido romper rocas para crear fuego. Dondequiera que vayan, su comida favorita es la asada. Su plato favorito es la sopa de caracol local capturado entre las rocas, que se elabora con brotes de bambú agrio. Por lo general, su plato consiste en brotes de bambú hervidos sumergidos en ají. A menudo capturan peces, los asan y los machacan con picante”.
En la selva hay miles de hierbas, y la etnia Chut puede, por su experiencia, descubrir cuáles curan enfermedades, cuáles son comestibles y cuáles pueden combinar ambas dos. Dicho conocimiento se ha transmitido de generación en generación y aún se conserva hasta la fecha.