Durante estos 105 años, fuerzas hostiles y reaccionarias han resistido y distorsionado constantemente este gran logro revolucionario y sin duda continuarán haciéndolo. La razón es porque la gesta revolucionaria rusa abrió una nueva era y un nuevo camino a la liberación y el desarrollo para los trabajadores de los cinco continentes.
1. La Revolución de Octubre de 1917 puso fin a la era única del capitalismo en términos económicos y políticos, marcando el comienzo de una nueva era de liberación y desarrollo.
A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, el capitalismo mostró con mayor claridad sus insuperables limitaciones. La civilización material prolífica creada por el capitalismo, de hecho, fue construida con las lágrimas y la sangre de las masas trabajadoras de todo el mundo. La prosperidad de una nación o clase social debe ser sustituida por el empobrecimiento de muchas otras mientras que la de un grupo de superpotencias debe ser cambiada por una serie de brutales guerras de agresión, convirtiendo decenas de países asiáticos, africanos y latinoamericanos en un vergonzoso sistema de colonialismo.
Como tal, la Revolución de Octubre de Rusia 1917 estalló como una cristalización de todas las ideas de liberación y desarrollo progresivo de la época, satisfaciendo plenamente los requisitos urgentes de la historia: la abolición del régimen capitalista, vinculando los objetivos del desarrollo y el progreso social con la liberación nacional y de clases y la emancipación de los trabajadores y los seres humanos.
2. Originaria de Rusia y la Unión Soviética, la revolución proletaria se ha llevado a cabo con éxito en muchos espacios geopolíticos clave del planeta. El socialismo se ha convertido en un sistema mundial, contrarrestando efectivamente al sistema capitalista en múltiples campos.
Bajo la luz de las antorchas de la Revolución de Octubre, las masas trabajadoras y otras fuerzas revolucionarias construyeron regímenes socialistas en 15 países de Europa, Asia y también las Américas, además de muchos países de orientación socialista en Asia, África y América Latina.
En efecto, la revolución socialista y el socialismo han sido realmente la herramienta que desató e implementó el objetivo de la liberación y el desarrollo de la humanidad durante las décadas de la lucha de clases por la liberación nacional y social. La era del capitalismo ha terminado, obligando al mundo a saber vivir en paz con el socialismo.
En ese sentido, el socialismo es de hecho uno de los factores que determinan el movimiento del mundo en el siglo XX. Las fuerzas reaccionarias y hostiles fantasean constantemente con la reactivación del capitalismo y, por lo tanto, continuarán oponiéndose sin tregua al camino que genera la gesta revolucionaria rusa en el nuevo contexto mundial de hoy.
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V.I. Lenin, prócer de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia. |
3. La Revolución de Octubre de Rusia creó un fuerte impulso para el movimiento de liberación nacional en la nueva era, la de la revolución antiimperialista. Los pueblos del mundo se levantaron para ser liberados de los regímenes monárquicos, fascistas, coloniales e imperialistas; establecieron repúblicas con irrefutable soberanía interior y exterior; y construyeron un nuevo sistema social controlado por los trabajadores.
Con el estallido de las revoluciones de liberación nacional en nuestra era, el sistema colonial establecido por el imperialismo durante cinco siglos a partir de 1492, colapsó por completo en menos de cinco décadas, desde la Segunda Guerra Mundial hasta finales del siglo XX.
El mapa político del mundo moderno se ha vuelto a diseñar, con un color rojo cada vez más amplio como consecuencia inevitable de la influencia de la gesta revolucionaria rusa. Cuanto más insistentes son las fuerzas reaccionarias y hostiles en las épocas en las que el sol nunca se ponía en los vastos territorios coloniales, atacaban con más frenesí y distorsionaban el rol y significado histórico de la Revolución de Octubre.
4. Son el ímpetu y la inspiración de la gesta revolucionaria rusa los que continúan creando una tendencia a criticar, negar y reemplazar el capitalismo con un sistema social más progresista en el contexto mundial actual.
El siglo XXI plantea nuevos contenidos y requisitos para los objetivos de desarrollo. Es el desarrollo armonioso entre lo material y lo espiritual; en paz y libertad, en equidad y democracia y desarrollo sostenible y humano.
El progreso de cada persona, de cada grupo social, de cada clase, grupo o nación debe ser una condición positiva para el desarrollo de la humanidad. El objetivo del desarrollo moderno en sí mismo plantea este requisito para perseguir el camino de liberarse del régimen capitalista en todas sus diversas esferas.
Incluso, en los centros fundamentales del capitalismo, se han dado innumerables advertencias, criticando que el capitalismo es “un mundo inaceptable” (René Dumond), “contiene muchas úlceras que no se curan” (Henry Kissinger), caerá en una “crisis global” (George Soros), por lo que según Alvin Toffler, la humanidad tendrá que movilizarse para la “tercera ola de civilización”, hacia una “sociedad poscapitalista” (Peter Drucker). El capitalismo, en su forma más moderna el neoliberalismo, ha sido ferozmente criticado desde adentro y a escala mundial.
La lucha contra el capitalismo y la tendencia a construir una sociedad alternativa, que comenzó con la Revolución de Octubre de Rusia hace 105 años, es y sigue siendo cada vez más fuerte en la actualidad.
5. Siguiendo constantemente el camino de la Revolución de Octubre y promoviendo sus lecciones de forma creativa, el socialismo ha demostrado su vitalidad y superioridad a través de los procesos de reforma, renovación y desarrollo.
Desde finales del siglo XX hasta el momento, los países socialistas y las fuerzas comunistas mundiales han renovado activamente su pensamiento y plataforma en su camino de construcción del socialismo. Los principios y valores sostenibles del marxismo-leninismo se han aplicado más plenamente. Los movimientos del mundo moderno tienden a ser amplios. Como resultado, los países socialistas pronto superaron la crisis y la situación de subdesarrollo y lograron muchos grandes logros históricos.
Hoy en día, el socialismo sigue siendo una imprescindible fuerza política, militar, económica y espiritual en los cálculos estratégicos globales. Es por esta clara verdad que numerosos y grandes intelectuales como Jacques Derrida, Noam Chomsky, Joseph Stiglizt, Alexander Zinoviev, Albert Einstein, Paul Satre y Bertral Roussel, expresaron su acuerdo con el comunismo, calificando abiertamente la Revolución de Octubre de Rusia 1917 como el mayor evento en la historia del mundo moderno.