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El secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Phu Trong. |
El fallecimiento del secretario general del PCV, Nguyen Phu Trong, es un duro golpe que entristece no sólo a los vietnamitas, también a quienes sin serlo, creemos que bajo su liderazgo y enseñanzas la vía al Socialismo de Vietnam avanza sin pausa hacia el cumplimiento de sus objetivos, que no son otros que la felicidad del pueblo.
Su legado será objeto de múltiples estudios y reflexiones y quedará para siempre en los anales de la historia de Vietnam su lucha contra la corrupción: “No hay zonas rojas, no hay barreras”; su pelea incesante por la construcción y rectificación del Partido; su forma de poner en valor la «diplomacia del bambú», mediante la cual, flexible pero consistente, el país ha alcanzado las más altas cotas de respeto y presencia entre la comunidad internacional; el sentido con el que ha impregnado el seguir fieles a las tradiciones vietnamitas en una modernidad que cada vez se mueve de manera más rápida y errática; su delicadeza a la hora de impulsar la “gran unidad nacional” respetando los derechos de cada habitante del país; la manera con la que interpretó que era preciso crear una cultura artística destinada a fomentar el desarrollo nacional y la construcción de la nación; o su visión sobre la juventud, haciendo recaer sobre el Partido, el sistema político y toda la sociedad la responsabilidad sobre su cuidado. En definitiva, un legado denso, repleto de ideas, pensamientos y reflexiones que pervivirán a lo largo del tiempo.
Ahora bien, hay otra parte del mismo que trasciende con mucho a las propias fronteras vietnamitas y que se proyecta al mundo, y es su visión del Socialismo y sobre todo, desde su crítica al capitalismo actual, depredador y causante de conflictos por doquier que solo generan desigualdad, miseria, guerras y muertes, crítica que debemos asumir sin fisuras si verdaderamente creemos que el Socialismo es la única vía posible para acabar con esta estado de cosas y enlazar con una autopista que nos lleve al triunfo de las clases populares.
El derrumbamiento del modelo socialista en la Unión Soviética y en casi todos los países del denominado bloque oriental supuso una de las catástrofes políticas más intensas de la historia y no solo la propia caída de dicho modelo, también provocó un cierre en falso de la guerra fría que permitió que las fuerzas capitalistas avanzaran bajo una suerte idea de “todos amigos, todos iguales”, aunque algunos “menos amigos” y otros “menos iguales”. Este avance ha generado que la globalización capitalista surgida de este histórico momento diera al traste con los sistemas de bienestar surgidos después de la Segunda Guerra Mundial y que respondían a las demandas de la clase obrera. Es en este marco en el que Trong efectuaba su crítica al capitalismo y hay que ser muy valiente para efectuarla de la manera de tan explícita como lo hacía.
Así, cuando Trong sostenía que, si bien el capitalismo había permitido alcanzar importantes logros en cuestiones relacionadas con las capacidades productivas y el desarrollo tecnológico y por ende, en el bienestar de la gente, subrayaba el hecho de que la desintegración de la Unión Soviética había provocado una expansión de políticas neoliberales a escala global, que puso a su vez de manifiesto la imposibilidad de superar las propias contradicciones del capitalismo: “El capitalismo todavía no ha podido superar sus contradicciones inherentes y las crisis continúan. Hemos sido testigos de una crisis financiera que comenzó en Estados Unidos y que se expandió a otros centros capitalistas y la COVID-19 no ha hecho sino poner al descubierto la verdad sobre las injusticias sociales en las sociedades capitalistas”.
Esta idea, que resulta visible ante las protestas que en un gran número de países del mundo se suceden a raíz de la inoperancia de las propias instituciones capitalistas para resolver los acuciantes problemas que sufre la ciudadanía, da pie a su pensamiento sobre la cuestión, siempre espinosa, de la validez de la democracia liberal como sistema de gobierno, que el Secretario General aborda sin ambages: “De hecho, que las instituciones democráticas sigan la fórmula de la democracia liberal que Occidente intenta imponer al mundo entero no garantiza que el poder pertenezca realmente al pueblo, por el pueblo y para el pueblo, el elemento más esencial de la democracia, ya que dicho sistema permanece en manos de una minoría de ricos y sirve a los intereses de las grandes trasnacionales capitalistas”.
Este es legado ideológico que Nguyen Phu Trong deja a Vietnam y al mundo y que en mi opinión, tenemos que interpretar de la siguiente manera: de una parte, su crítica al capitalismo nos indica que, siendo motor de desigualdades, a contrario sensu no cabe otra solución que aceptar que el Socialismo es el único camino posible y de otro, que la democracia liberal, como sistema político sustentador de esa estructura de poder económico denominada capitalismo, es un sistema que hace aguas ya que no responde precisamente a su contenido esencial, proteger al pueblo, permitiendo que una pequeña parte de la población sea propietaria de la mayoría de los recursos, recursos necesarios para el desarrollo de los pueblos.
Su claridad y valentía a la hora de describir situación nos impele a ser fieles a su herencia y nos ha de servir de fuerza impulsora para continuar en la lucha por la verdadera liberación de los pueblos. Este el testimonio que Nguyen Phu Trong deja al mundo desde su perspectiva más revolucionaria y socialista, al que debemos respeto y memoria.
Nota del autor: Las citas en cursiva pertenecen a la obra “Algunas cuestiones teóricas y prácticas sobre el socialismo y el camino hacia el socialismo en Vietnam. Editorial de Política Nacional Su That (Verdad). Hanói 2023.
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Ángel Maciá, autor del artículo. |
Ángel Maciá
Cruz de la Orden del Mérito Civil del Reino de España
Editor idioma español-Periódico Digital del Partido Comunista de Vietnam