Cuba marca hito importante en cirugía cardiaca en bebés

Martes, 08/02/2022 10:14
(PCV) - En los pasillos del Hospital de Niños José Luis Miranda de Santa Clara es frecuente escuchar el llanto de una niña. En otras ocasiones, cada uno de esos sollozos significa una señal de advertencia para quienes tienen decenas de vidas a su cargo, pero hoy es motivo de alegría.

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 Annalie, una bebé de apenas 49 días. (Fuente: CMHW)

El llanto proviene del cubículo de Annalie, una bebé de apenas 49 días que venció a la muerte, aun cuando parecía imposible. Su historia es un hito en la medicina cubana.

Lisyanet Marrero Pérez, su madre, ha vivido las últimas semanas entre miedos y alegrías. A mediados de enero llegó al hospital infantil de Villa Clara con su pequeña en brazos. El abuelo había dado positivo en una prueba rápida para detectar la COVID-19 y la pequeña tenía un ligero resfriado. Allí mismo comenzó la batalla.

Jesús Sánchez Pérez, director de la institución de salud de Santa Clara, recuerda muy bien esos días. “Uno de nuestros médicos descubrió que la niña no respiraba con normalidad, por lo que procedimos a realizarle una radiografía de tórax. Allí descubrimos un ensanchamiento mediastínico importante que no tenía nada que ver con la COVID-19”, apunta.

Pocas horas después, el resultado de la PCR confirmó esas sospechas. Annalie no estaba infectada por el nuevo coronavirus, pero algo no estaba bien. Acostumbrados a salvar vidas, los médicos del hospital no perdieron el tiempo y le realizaron un ecocardiograma y una ecografía para ahondar en esa extraña imagen justo en medio del pecho.

Lo que encontraron los dejó perplejos: un teratoma que comprimía estructuras vitales como el corazón, las vías respiratorias y los grandes vasos sanguíneos ubicados en el centro del tórax. El doctor Abel Armenteros, cirujano neonatal y jefe de ese servicio en la región central de Cuba, lo resume de manera sencilla: “un tumor benigno que, por la compresión que realizaba sobre órganos vitales, se comportaba como maligno”.

Pronto los médicos se dieron cuenta de que Annalie no podía vivir con ese bulto debajo del pecho, pero descubrieron la magnitud del problema cuando allí mismo, mientras hacía otros estudios, sufrió un paro cardíaco. Entonces el tiempo se puso patas arriba para todos. Intubarla, conectar ese cuerpecito a un respirador artificial, sedarla y en medio de todo eso, lidiar con la incertidumbre de qué hacer.

“No teníamos experiencia en este tipo de operaciones, porque es un fenómeno raro en pacientes neonatales. Consultamos con el Grupo Nacional de Cuidados Intensivos Pediátricos, así como con la coordinación del Programa Materno Infantil. Era muy arriesgado trasladar a La Habana a un bebé en su estado, por lo que la decisión final fue reforzar nuestro equipo quirúrgico y operar aquí”, explica el director del hospital infantil villaclareño.

Fácil de decir, pero en solo unas horas el equipo tuvo que ajustar cada detalle. Para enfermeras, anestesiólogos, técnicos, cirujanos y el resto del personal de apoyo, sería la primera vez. Un debut que no admitía errores. Hasta ese momento, en Cuba no había reportes de una operación de este tipo en pacientes neonatales. Era el éxito o la muerte.

Dos especialistas del Centro Nacional de Cardiología y Cardiocirugía Pediátrica William Soler, encabezados por su director, el doctor Eugenio Selman-Housein, llegaron a Santa Clara para apoyar en el procedimiento. En la operación fue necesario abrir el esternón, lo que podría comprometer vasos sanguíneos y estructuras cardíacas en esa zona, y cualquier apoyo era fundamental.

 El tumor que descubrieron los médicos en el corazón de la bebé. (Fuente: CMHW)

Para la madre, Lisyanet Marrero, no fueron horas fáciles. “Los médicos me hablaron muy claro. Mi niña podía incluso morirse en el camino entre la sala y la sala, pero siempre me alentaron. Me dijeron que en cuanto llegaran los especialistas de La Habana haríamos la operación. Eso no tomó ni un día”, señala.

En tanto, para Abel Armenteros, jefe del nutrido equipo que asumió la compleja cirugía, la hora y media en la sala significó un desafío inmenso. Según él, cuando llegaron al tumor comprobaron con sus propios ojos todo el peligro que ya habían advertido de las pruebas anteriores: la masa ya estaba desplazando el corazón y comprimiendo otras estructuras vitales.

“Extirpamos todo el tumor y descubrimos que no había otras lesiones en la cavidad torácica. Entonces todo fue para evitar complicaciones en el postoperatorio inmediato y tardío. Si no hubiéramos encontrado esta masa, habría sido una causa de muerte súbita en muy poco tiempo”, añade sin olvidar una idea esencial: “Todo el equipo, absolutamente todo, dio lo mejor de sí para salvar a este bebé”.

Después de ese sábado inolvidable, llegaron días de antibióticos y cuidados extremos en la unidad de cuidados intensivos. Detrás del cristal, el nutrido grupo que le salvó la vida siguió hora a hora su evolución. Annalie estaba llorando de nuevo y su madre lloraba con ella.

“Nunca perdí la fe en que estos médicos salvaron a mi pequeña. Ya fuera enfermera, auxiliar, cualquiera, siempre le pedía a Dios que les diera fuerzas para que mi bebé no se fuera de este mundo. No hay palabras para expresar lo que se siente ver a mi niña sana aquí conmigo, con ganas de vivir y luchando”, asegura.

Han pasado varios días y Annalie ya no necesita antibióticos. La herida, casi tan larga como la mitad de su cuerpo, cicatriza cada vez más. La madre vuelve a sonreír. El equipo médico respira tranquilo. “Ya hemos adoptado a esta niña”, dicen. En cualquier momento ambos regresarán a casa. Aunque Liz Yanet asegura que a su niña le queda una visita importante.

“Cuando sea mayor tendrá que venir a este hospital a conocer a todos”, confiesa. Siéntese con cada una de las personas que la han cuidado y agradézcales las grandes cosas que hicieron por ella”.

Y mientras Annalie crece, juega, va a la escuela, canta, corre, se tocará el pecho y sentirá bajo esa lejana herida el latir de un corazón tan grande como el de los hombres y mujeres que le dieron, a fuerza de inteligencia y humanismo, todo su futuro.

PCV (Fuente: VNA)

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