|
Foto: tuoitrethudo.com.vn |
En la actual calle Nguyen Khuyen (Hanói), anteriormente conocida como calle Sinh Tu, todavía hay muchos hogares que artículos de varios tipos y tamaños, la mayoría de los cuales están hechos a mano. Pasee por la calle que alguna vez estuvo llena de herrerías, verá una tienda llamada Sinh Tai, con 100 años de antigüedad.
No solo los residentes del casco antiguo, sino también muchos capitalinos conocen esta marca, junto con fascinantes historias orales sobre la familia de herreros Nguyen Dac en el antiguo pueblo artesanal de Hoe Thi, que siguen martillando metales en un yunque.
|
Foto: tuoitrethudo.com.vn |
El comercio hereditario
Nguyen Dac Binh (80 años), propietario de la cuchillería Sinh Tai, cuenta un montón de historias sobre una época en la que la herrería de Hoe Thi era muy conocida en toda la capital.
La tienda fue inaugurada en 1895 en el número 30 de la calle Sinh Tu por el abuelo de Binh, Nguyen Dac Nghi, quien emigró a Hanói desde la aldea Hoe Thi, distrito de Hoai Duc(Hanói). El padre de Binh, Nguyen Dac Can (nacido en 1898), sucedió a su padre con diligencia y pasión en el oficio.
Nghi era famoso por su habilidad para templar manualmente acero a partir de hierro fundido y estaño. Tuvo tres hijos, y siguiendo la tradición oriental, el mayor heredó su negocio y la familia.
Can comenzó a aprender herrería a los 15 años y no solo era diestro en el trabajo con el metal, sino también un experto en la fabricación de cuchillos y cortadores para una variedad de artesanías tradicionales, como bordado, fabricación de papel, cocina, sastrería, fabricación de calzado, soldadura, orfebrería, platería, y carpintería.
A la muerte de su padre, Can asumió el control de la tienda Sinh Tai, mientras que el segundo hijo de Nghi abrió la tienda Chinh Tai, especializada en la fabricación de navajas y cinceles, y su tercer hijo, Dac Gioi, abrió Quoc Tai, especializada en herramientas agrícolas como hoces y rejas de arado.
|
Foto: tuoitrethudo.com.vn |
Con el tiempo, la marca registrada Sinh Tai desarrolló una reputación envidiable en el mercado local y, a principios de la década de 1940, los comerciantes chinos exportaban las herramientas de la familia a los países vecinos.
En su apogeo, su familia trasladó el negocio de forja a las casas 57 y 29. Desde 1950 hasta ahora, la tienda de Sinh Tai se encuentra en el 15A de la calle Nguyen Khuyen cuando Binh se hizo cargo del comercio. Ahora, el hijo de Binh continúa con la artesanía como cuarta generación.
Desde que nació, Binh estaba familiarizado con el sonido de los martillazos en los yunques. Pese a ser testigo de las dificultades a lo largo de su infancia, sentía pasión por el trabajo.
Binh es un caso bastante especial: trabajó muchos años en la industria de la construcción, pero en su corazón, el fuego de la herrería siempre permanecía vivo.
No fue hasta su jubilación cuando pudo dedicar todo su tiempo y entusiasmo a seguir los pasos de su padre. Quizá esa sea la razón por la que tantos herreros consideran su trabajo tanto una ocupación como un destino.
Además de buena salud y manos hábiles, el oficio requiere ojos y oídos agudos, así como una paciencia extraordinaria. Esta lección se transmite de generación en generación.
|
Foto: tuoitrethudo.com.vn |
Un tiempo de fama
Según Binh, la forja en la aldea Hoe Thi tiene una larga historia, practicada por las familias como las de Mai, Pham, The y Nguyen Dac. Estos herreros aún recuerdan cada hito.
“En el pasado, cada familia se especializaba y era reconocida por una serie de productos típicos. En particular, las especialidades de la familia Mai incluían herramientas agrícolas como arados, gradas, azadones, palas, entre otros. Mientras que las familias Nguyen Dac y The eran conocidas por fabricar cuchillos y tijeras”, dijo.
Cuando se trata de la herrería Hoe Thi, es imposible ignorar la "edad de oro" de la artesanía. Ese fue el período en que la industria ferroviaria comenzó a restaurar las rutas principales desde la capital hacia otras regiones, como Hanói-Lao Cai, Hanói-Yen Bai, Hanói-Vinh, etc.
La demanda de pernos, entonces, era enorme. A las familias Mai y Nguyen Dac de la aldea de Hoe Thi se les confió la forja de pernos para suministrar rieles. Binh recordó con emoción la atmósfera cuando el pueblo estaba lleno de fraguas calientes y los herreros estaban hasta las orejas en el trabajo.
|
Foto: tuoitrethudo.com.vn |
Después de la liberación del país, junto con el brillante desarrollo de la industria de la confección, la demanda de tijeras aumentó drásticamente. Los herreros de Hoe Thi continuaron prosperando, ya que las sastrerías de todo el mundo buscaban comprar tijeras de la marca Hoa Thi, cuya elaboración, estándar y durabilidad hacían que los usuarios rechazaran otras alternativas.
Binh y los miembros de su familia todavía recuerdan claramente el punto de inflexión inesperado que terminó con el apogeo. A partir de la década de 1990, los herreros y los talleres de forja de la aldea Da Sy (distrito de Ha Dong, Hanói) y provincias como Nam Dinh o Bac Ninh llegaron a la ciudad como una "tormenta" debido a la demanda cada vez mayor de los lugareños.
|
Foto: tuoitrethudo.com.vn |
Dejando a un lado los trucos del oficio, hay un factor crucial que Dac Binh siempre tiene en cuenta: la importancia de recordar los valores espirituales de paciencia, virtud, honestidad y entusiasmo que practicaba la familia y se erige como testimonio de la verdad del antiguo Dicho vietnamita "Una familia feliz es aquella cuyos hijos tienen más éxito que su padre".
Cuando se le preguntó sobre la razón por la cual los herreros eligen y se apegan a un trabajo que se considera “lleno de suciedad y dificultades”, Binh señaló las chispas de fuego y afirmó: “Es la profesión la que elige a las personas. La herrería es un trabajo duro, pero mientras podamos mantener el fuego, todavía podemos tener alegrías y sonrisas”, dijo. La competencia en precios, ubicaciones, entre otros, y otras razones minaron el prestigio de la herrería Hoe Thi. Además, los productos de metal producidos en masa a precios bajos en las grandes fábricas inundaron rápidamente el mercado, derrocando a las herramientas forjadas a mano. Cada vez quedaron menos fraguas en el pueblo, mientras que las tiendas de la calle se redujeron gradualmente. Para los herreros de Hoe Thi con su pasión interminable, queda para siempre una tristeza inconsolable, un vacío que no se puede llenar.