La destacada labor de una oficial vietnamita en la República Centroafricana

Martes, 21/09/2021 17:15
Madame Lien, mensajera de paz vietnamita en la prevención de la COVID-19 en África Central, es el nombre dado por los residentes y los medios de comunicación locales a la teniente coronel Nguyen Thi Lien, única mujer del país indochino que participa en la misión de mantenimiento de la paz en la República Centroafricana.

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La teniente coronel Nguyen Thi Lien, única mujer de este país indochino en la misión de mantenimiento de la paz en la República Centroafricana. Foto: VNA 

Asignada a África Central en junio de 2019, la teniente coronel Nguyen Thi Lien y sus colegas se han enfrentado a muchas dificultades, especialmente en el contexto del conflicto armado y la inestabilidad política en dicho país durante la pandemia.

Cumpliendo con la misión asignada, pero cuando tenía tiempo libre, encontró formas de ayudar a los residentes locales. Durante la limpieza de un espacio de cultivo de espinaca de Malabar, los lugareños revolvían las pilas desechadas de verduras marchitas. Al darse cuenta de que a la gente le gustaban, a Nguyen Thi Lien se le ocurrió de inmediato la idea de plantar un jardín de espinacas para las familias.

La teniente coronel Nguyen Thi Lien conversa sobre la mujer en la misión de mantenimiento de la paz en la República Centroafricana. Foto:VNA 

Pidió ayuda a todo el que se encontraba. “Compartí con ellos la idea y después competían para ayudarme a cultivar”, recordó la oficial sobre el momento en que comenzó a hacerse amiga de los lugareños.

De esa forma, fomentó el cultivo de hortalizas y, como resultado, las familias de la zona tuvieron un campo de espinacas acuáticas, otra uno de espinacas de Malabar y otro de calabaza vietnamita.

En una ocasión, arrojó las judias que no podían crecer en el vivero y estas semillas germinaron en un árbol. “Dejé de plantar brotes de soja y usé esas semillas para cultivar judías o frijoles”, comentó Thi Lien sobre este nuevo cultivo, ya que puede cambiar la vida de la gente local de una manera más sostenible. Las verduras son solo alimentos a corto plazo, por lo que aún les falta comida.

Trabajando con sus colegas de MINUSCA. (Foto de archivo) 

La campaña de siembra para la alimentación se inició poco después con cosechas de maíz y frijol o judía. Con la ayuda de la gente, pronto tuvo cinco mil metros cuadrados de terreno para estos productos.

“El frijol es una planta que disfruta del sol y agrega tierra nueva. En la temporada de cosecha, cada hogar tuvo una olla de frijoles tan grande como la de banh chung en Vietnam”, contó la oficial sobre su primera recolección de judias verdes en la República Centroafricana. Después, enseñó a la gente del pueblo a hacer pasteles con pasta de judías verdes y a los niños a beber el jugo de esos granos para mejorar su nutrición.

También recordó con lágrimas de emoción una anécdota de la época en que recolectó maíz: “Cuando llegué, me llamaron a un lugar apartado y pusieron en mi mano el mejor maíz de la cosecha. Aunque tenían hambre, no lo comían todo y siempre me daban una parte”.

La visión de esta mujer vietnamita es muy simple: “Si llegas a ellos con tu corazón, tocarás sus corazones”. A pesar de las difíciles condiciones, la teniente coronel organizó una fiesta culinaria con más de veinte países participantes.

La pandemia del COVID-19 llegó después de la cosecha de frijoles. La oficial todavía recuerda vívidamente el momento en que estalló la pandemia en África Central: “En ese momento, no había ni una sola mascarilla en todo el país”. Ante esa situación, pensó en un plan.

 Entregando mascarillas a los medios de comunicaciones en la República Centroafricana. Foto: Archivo de Nguyen Thi Lien

En un mes, cosió cuatrocientos barbijos o máscaras. Sin embargo, se encontró con el problema del rechazo de la gente a usarlos. Incluso discriminaban a las personas que los empleaban.

Buscó entonces la manera de que los lugareños los llevaran voluntariamente, y les dijo: “Hago mascarillas para ayudar a prevenir epidemias. Tengo que gastar tiempo y dinero, pero si no se aprecia, estaré muy triste”. A raíz de estas palabras, pudo distribuir mascarillas a las personas que querían usarlas.

Esta obra de la teniente coronel Nguyen Thi Lien recibió posteriormente un certificado de mérito del teniente general Daniel Traoré, comandante de la fuerza militar de la Misión MINUSCA, con las siguientes palabras: “Su amabilidad, generosidad y buena voluntad obtuvieron grandes logros y son los valores fundamentales de las Naciones Unidas. Merece ser una gran embajadora de Vietnam”.

La oficial continuó cosiendo trescientas mascarillas más para la ceremonia de lanzamiento contra el COVID-19 de la misión civil de la ONU con más de diez agencias de diferentes medios en Bangui, la capital de la República Centroafricana.

Thi Lien luego se convirtió en un personaje conocido en los medios: “Mensajera de paz vietnamita participa en la prevención del COVID-19 en la República Centroafricana”; y su labor fue divulgada también por las Naciones Unidas./.

VNA

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