EN EL CAMINO
Aunque me hayan atado de pies y manos
percibo el canto de los pájaros de la montaña
y el perfume de las flores primaverales
que llenan el bosque.
Nadie puede evitar que yo goce
libremente de todo esto,
que desvanece un poco la soledad
del largo viaje.
TUNG CHUN
La cárcel de Tung Chun es casi igual
a la de Pingma:
en cada comida sólo una taza de sopa de arroz,
el estómago siempre vacío.
Pero al menos hay mucha agua y luz,
y dos veces por día abren las celdas
para que entre el aire.
LA FRAZADA DE PAPEL DE UN COMPAÑERO
Páginas de libros viejos y nuevos
pegados con cola.
Una frazada de papel es mejor que nada.
Ustedes, los que duermen
en lechos de jade con cortinas de brocado,
¿saben que en las cárceles hay muchos
que no pueden dormir?
NOCHE FRÍA
En la fría noche de otoño, sin colchón ni frazadas,
acostado o si no de cuclillas,
en vano trato de dormir.
La luz de la luna sobre los bananeros
parece helar aún más, y por entre las rejas,
se asoma el Oso y mira para adentro.
LOS LAZOS
Un dragón* largo que se entrelaza
en mis piernas y brazos: cualquiera
podría confundirme con un oficial extranjero.
Pero las borlas que usan los oficiales
son de hilo dorado.
Las mías no son más que una soga de cáñamo.
*Los dragones eran los atributos de los emperadores chinos y vietnamitas, sus emblemas de majestad tras haber sido sus antecesores totémicos.
ADIÓS A UN DIENTE
Eres duro y orgulloso, mi amigo.
Nada de blando y largo como la lengua.
Hemos compartido todas las cosas dulces
y también las amargas.
Pero ahora debes ir al Oeste;
yo me voy hacia el Este.
LA MUJER DE UN SOLDADO DESERTOR*
Un día te fuiste para siempre
dejándome sola en nuestro cuarto,
con la tristeza por compañera.
Las autoridades se han apiadado de mi soledad,
me invitaron a vivir, provisionalmente,
en la cárcel.
*Cuando un hombre no quería ser soldado se encarcelaba a sus hijos y a su mujer, bárbaro procedimiento que el autor fustiga.
UNA BROMA
El Estado me alimenta con arroz,
habito sus palacios,
sus guardianes se turnan para servirme de escolta.
Contemplo sus montañas y sus ríos cuando quiero:
con tantos privilegios, un hombre
es realmente un hombre.
CAMINO A NANNING
La soga blanda ha sido reemplazada
por cadenas de hierro.
A cada paso suenan
como si llevara anillos de jade.*
A pesar de ser un prisionero
acusado de espía,
me muevo con la dignidad
de un viejo oficial de gobierno.
*Cuando los dignatarios y los grandes letrados se dirigían en otros tiempos en solemne audiencia a la corte, llevaban cinturones guarnecidos de piedras preciosas que emitian una música particular.
LOS GUARDIANES QUE LLEVAN CERDOS
I
Vamos por el camino, los guardias llevan cerdos.
Los cerdos viajan en los hombros de los guardianes,
mientras los hombres
son arrastrados en cadenas.
Cuando el hombre entrega
su libertad natural,
su valor es menor que el de un cerdo.
II
En este mundo, las desdichas del hombre
pueden llegar a sumar decenas de miles.
Pero nada de lo que le sucede
es peor que perder la libertad.
Ni una simple palabra, ni un gesto,
a nada tiene derecho.
Sólo podemos someternos a ser arreados
como caballos o como ganado.