Cuadernos de la cárcel - Ho Chi Minh (parte 4)

Viernes, 03/09/2021 14:14
El 29 de agosto de 1942, cuando el luchador se dirigía a Chung King para entrevistarse con las autoridades chinas, es arrestado por la policía de Chang Kai-sek, (China, 1887-1975) director general del Kuomintang, y pasa unos quince meses, entre 1942 y 1943, en diferentes cárceles de este partido; en este período escribe en ideogramas chinos los poemas que integran Cuadernos de la cárcel (Diario de prisión).

Cuadernos de la cárcel - Ho Chi Minh (parte 1)

Cuadernos de la cárcel - Ho Chi Minh (parte 2)

Cuadernos de la cárcel - Ho Chi Minh (parte 3)

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EN EL CAMINO

Aunque me hayan atado de pies y manos

percibo el canto de los pájaros de la montaña

y el perfume de las flores primaverales

que llenan el bosque.

Nadie puede evitar que yo goce

libremente de todo esto,

que desvanece un poco la soledad

del largo viaje.

 

TUNG CHUN

La cárcel de Tung Chun es casi igual

a la de Pingma:

en cada comida sólo una taza de sopa de arroz,

el estómago siempre vacío.

Pero al menos hay mucha agua y luz,

y dos veces por día abren las celdas

para que entre el aire.

 

LA FRAZADA DE PAPEL DE UN COMPAÑERO

Páginas de libros viejos y nuevos

pegados con cola.

Una frazada de papel es mejor que nada.

Ustedes, los que duermen

en lechos de jade con cortinas de brocado,

¿saben que en las cárceles hay muchos

que no pueden dormir?

 

NOCHE FRÍA

En la fría noche de otoño, sin colchón ni frazadas,

acostado o si no de cuclillas,

en vano trato de dormir.

La luz de la luna sobre los bananeros

parece helar aún más, y por entre las rejas,

se asoma el Oso y mira para adentro.

 

LOS LAZOS

Un dragón* largo que se entrelaza

en mis piernas y brazos: cualquiera

podría confundirme con un oficial extranjero.

Pero las borlas que usan los oficiales

son de hilo dorado.

Las mías no son más que una soga de cáñamo.

*Los dragones eran los atributos de los emperadores chinos y vietnamitas, sus emblemas de majestad tras haber sido sus antecesores totémicos.

 

ADIÓS A UN DIENTE

Eres duro y orgulloso, mi amigo.

Nada de blando y largo como la lengua.

Hemos compartido todas las cosas dulces

y también las amargas.

Pero ahora debes ir al Oeste;

yo me voy hacia el Este.

 

LA MUJER DE UN SOLDADO DESERTOR*

Un día te fuiste para siempre

dejándome sola en nuestro cuarto,

con la tristeza por compañera.

Las autoridades se han apiadado de mi soledad,

me invitaron a vivir, provisionalmente,

en la cárcel.

*Cuando un hombre no quería ser soldado se encarcelaba a sus hijos y a su mujer, bárbaro procedimiento que el autor fustiga.

 

UNA BROMA

El Estado me alimenta con arroz,

habito sus palacios,

sus guardianes se turnan para servirme de escolta.

Contemplo sus montañas y sus ríos cuando quiero:

con tantos privilegios, un hombre

es realmente un hombre.

 

CAMINO A NANNING

La soga blanda ha sido reemplazada

por cadenas de hierro.

A cada paso suenan

como si llevara anillos de jade.*

A pesar de ser un prisionero

acusado de espía,

me muevo con la dignidad

de un viejo oficial de gobierno.

*Cuando los dignatarios y los grandes letrados se dirigían en otros tiempos en solemne audiencia a la corte, llevaban cinturones guarnecidos de piedras preciosas que emitian una música particular. 

 

LOS GUARDIANES QUE LLEVAN CERDOS

I

Vamos por el camino, los guardias llevan cerdos.

Los cerdos viajan en los hombros de los guardianes,

mientras los hombres

son arrastrados en cadenas.

Cuando el hombre entrega

su libertad natural,

su valor es menor que el de un cerdo.

II

En este mundo, las desdichas del hombre

pueden llegar a sumar decenas de miles.

Pero nada de lo que le sucede

es peor que perder la libertad.

Ni una simple palabra, ni un gesto,

a nada tiene derecho.

Sólo podemos someternos a ser arreados

como caballos o como ganado. 

 

Cubarte y El Sudamericano

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